¿Por qué cada vez hay menos trabajo en blanco?
El mercado laboral en Argentina muestra un panorama sombrío en los últimos meses, sobre todo a partir de la crisis económica que desató la “tormenta” cambiaria que comenzó en abril de 2018. La percepción fue confirmada por las cifras oficiales que difundió el INDEC días atrás: el índice de desempleo llegó 10,1% en el primer trimestre de 2019. La medición superó los dos dígitos por primera vez en 14 años, y ascendió además al número más alto alcanzado en lo que va de la gestión de Mauricio Macri. Algunas estimaciones privadas esperaban una cifra mayor a lo que mostró el organismo estadístico. Desde el oficialismo destacaron incluso que la cantidad de trabajadores efectivamente ocupados creció, pero el desempleo aumentó porque hay más personas buscando trabajo.
Un análisis más cercano muestra que si bien la tasa de empleo no tuvo grandes cambios, la calidad del empleo sufrió un fuerte retroceso. En comparación con las cifras del primer trimestre de 2018, los 143.000 empleos nuevos se dieron en puestos precarios. El documento estadístico “Heterogeneidad y fragmentaciones del mercado del trabajo”, elaborado por la Encuesta de la Deuda Social Argentina del Observatorio de la UCA y difundido este lunes, refleja esa realidad: en base a datos relevados en 2018, el estudio expone un escenario en que, entre los trabajadores ocupados, el sector del trabajo informal ascendió al 49,3% impulsado por los años de devaluación de la moneda, aumento de la inflación y la recesión económica.
Desde la UCA explican a PERFIL que los datos del informe reflejan una “fragmentación” socio-ocupacional, con una estrecha asociación entre el escenario laboral predominante y la pobreza, lo que impacta en las condiciones y calidad de vida de los hogares. Si bien el Gobierno mira con preocupación las cifras respecto al empleo, entiende que se trata de una situación estructural en la que hay que trabajar, y ratifica la importancia de estabilizar la macroeconomía para poder eventualmente generar empleo de calidad. Santiago Poy —sociólogo, doctor en Ciencias Sociales y uno de los autores del informe del Observatorio de la UCA— explicó en diálogo con PERFIL que el relevamiento apunta a “entender y poner en agenda qué hay detrás de la pobreza argentina”. En ese escenario, el especialista destacó “un mercado fragmentado que produce privaciones para muchos trabajadores”, que afectan en consecuencia a los hogares y a las familias. Por eso se busca comprender cómo las características individuales se plasman luego en las condiciones de vida de los grupos familiares. De acuerdo al relevamiento, que se realizó en base a datos del año 2018, sólo el 44,1% de los trabajadores activos (se denomina así a quienes tienen y buscan empleo en Argentina) tienen un empleo pleno de derechos, es decir en blanco y con aportes.
El 55,9 % restante tiene un empleo precario, o está en situación de desempleo. “Esto significa que menos de uno de cada dos trabajadores tiene un empleo de calidad”, resumió Poy. Sin embargo, el especialista desestimó “un empeoramiento significativo” durante 2018, y aclaró que se trata de un aspecto estructural del país que se ve a lo largo de los años.