Israel endureció las restricciones tras un nuevo rebrote
“La plaga se está extendiendo. Eso está claro como la luz del día”, advirtió el primer ministro Benjamin Netanyahu.
Ante un preocupante aumento de contagios de coronavirus, el gobierno de Israel ordenó el cierre de bares, gimnasios, piletas y discotecas, lo que hace temer una vuelta al confinamiento total. “Si no actuamos ahora, tendremos cientos o quizás en torno a mil casos graves en las próximas semanas, lo que paralizará nuestro sistema sanitario”, alertó en ese sentido el primer ministro Benjamin Netanyahu. La decisión del Ejecutivo israelí llega después de que el pasado domingo el ministerio de Sanidad recomendara el cierre completo de las sinagogas. El gobierno atendió parcialmente la sugerencia y fijó en 19 personas la asistencia máxima a esos sitios religiosos.
“Se nos requiere que afrontemos la pandemia de coronavirus sobre el terreno”, aseguró Netanyahu al inicio de la reunión gubernamental de este lunes, según informó el diario The Jerusalem Post. “La plaga se está extendiendo. Eso está claro como la luz del día. Los números crecen abruptamente cada día y con ellos la cifra de pacientes gravemente enfermos”, advirtió el primer ministro, tras señalar que hay unos 90 pacientes gravemente enfermos y que esa cifra “se duplica cada día”. Netanyahu ya había advertido previamente sobre la la necesidad de actuar de forma urgente porque, en caso contrario, el país tendrá “cientos o quizá miles de pacientes graves en las próximas semanas”.
Las restricciones aprobadas por el gobierno contemplan el cierre de bares, clubes, gimnasios y piletas públicas, y limitaciones a la concurrencia en restaurantes, fijando un máximo de 20 personas por local. Las actividades culturales quedan totalmente suspendidas y los eventos deportivos se celebrarán sin público hasta nuevo aviso.
Las nuevas limitaciones afectan también al transporte público, ya que los colectivos solo podrán transportar a 20 personas por vehículo. Otro ámbito afectado son los ministerios y las compañías gubernamentales: el 30 por ciento de su plantilla pasará a trabajar desde casa. Las reuniones sociales tendrán un máximo de 20 participantes, que deberán mantener el distanciamiento de dos metros y llevar mascarillas para prevenir el contagio.
Todas las medidas están incluidas en una ley que ahora deberá ser aprobada por el Parlamento. A la espera de la ratificación de la Kneset, las restricciones se aplicarán de hecho desde la aprobación del Ejecutivo.