Hong Kong: se lleva a cabo la primera huelga general en 50 años
La huelga general convocada para este lunes, la primera en cinco décadas en Hong Kong, supone el último y más multitudinario suceso en cuatro días consecutivos de protestas, un nuevo clímax en la crisis más grave de la historia moderna del territorio.
Trabajadores de todos los sectores se han sumado al llamado con el que se pretendía redoblar la presión popular sobre el gobierno.
Si en algo ha triunfado la huelga general ha sido en lograr que Carrie Lam rompiera su silencio. Tras dos semanas de perfil bajo, la discutida jefa del ejecutivo local. En rueda de prensa, Lam ha declarado que “algunos elementos radicales han cambiado la naturaleza de las protestas”, para lo que ha empleado como ejemplo los daños sufridos por el emblema nacional chino o una bandera continental que este fin semana acabó en el agua de la bahía.
“Estas acciones amenazan la soberanía y pueden empujar a Hong Kong a un camino de no retorno. (…) ¿Queremos usar las vidas de siete millones de personas y el futuro de Hong Kong como fichas en esta apuesta?”, ha sentenciado, sin dar más detalles al respecto, en lo que muchos han entendido como una referencia a la hipotética movilización del ejército chino.
Lam se ha negado a hacer ninguna concesión. Preguntada por las cinco demandas populares, ha reiterado que la ley de extradición está “suspendida” y que el departamento policial correspondiente de ya ha comenzado su investigación sobre el comportamiento de los agentes en la represión de las protestas, algo que no satisface a los manifestantes, que piden la intervención de un organismo independiente. “No creo que sea la mejor solución en este momento”, ha respondido a las voces que piden su dimisión.
La situación ha superado completamente a la jefa del ejecutivo, una idea extendida incluso entre los sectores sociales más pro chinos, asegura el diario español El País.
Según una encuesta del Hong Kong Public Opinion Research Institute, menos de un 20% de la población confía en el gobierno y un 66% cree que las fuerzas de seguridad se han excedido en su actuación.
Otro de punto en el que Carrie Lam se ha detenido es la idea de que “las protestas destruirán la propiedad y la estabilidad de Hong Kong”, algo muy significativo en una ciudad que ha construido su prosperidad sobre la base de ser un enclave para el comercio internacional. En esa misma línea se expresaba la semana pasada un informe de la cámara de comercio de Estados Unidos, que alertaba de que muchas de sus empresas socias comenzaban a percibir a la ciudad como un destino de riesgo para sus inversiones, por lo que muchas estaban optando por desplazar su presencia asiática a otros emplazamientos como Singapur. Con motivo de la huelga general, el Hang Seng, índice bursátil hongkonés, ha caído hoy un 1,6%.
Es la primera vez que en Hong Kong tiene lugar una huelga general desde los disturbios de 1967. En aquella ocasión, las reyertas fueron instigadas por el Partido Comunista chino (PCCh) y estuvieron vinculadas a la Revolución Cultural, un movimiento subversivo promovido desde la cúpula del poder político en Pekín. Una serie de atentados con quince bombas se saldó entonces con 51 muertos, 832 heridos y 1936 encarcelados. El conflicto de estos últimos meses, que curiosamente ahora se vuelve contra el PCCh, no ha alcanzado tales cotas, aunque el número de personas detenidas crece con rapidez y ya rebasa los 400.
Se cierra así un ciclo de cuatro días de protestas consecutivas que arrancaron el viernes con una concentración de funcionarios contra el gobierno del que forman parte y continuaron con enfrentamientos entre manifestantes y antidisturbios en Tsim Sha Tsui el sábado y en Causeway Bay ayer. En los últimos días la multitud ha puesto en marcha nuevas técnicas de guerrilla urbana, moviéndose a toda velocidad por la ciudad, causando el caos pero evitando el enfrentamiento directo con la policía. Está por ver si tras este nuevo clímax la situación se calma o si la línea de los acontecimientos lo deja atrás, como tantas veces ha sucedido a lo largo de estas nueve semanas. El futuro de la anomalía histórica que representa Hong Kong, una ciudad libre gobernada por el más poderoso régimen autoritario del mundo, depende de ello.