El fenómeno que podría causar un gran terremoto en California
Este jueves, el sur de California ha vivido su mayor terramoto en los últimos 25 años con una magnitud de 6,4 y epicentro en Ridgecrest, una localidad situada en los límites del desierto del Valle de la Muerte.
El sismo, que pese a su violencia no ha dejado heridos graves, ha reavivado entre la población californiana el temor ante el llamado “The Big One”, un gran terremoto que podría asolar California en los próximos 100 años.
El temor se extendió entre la población en los primeros instantes tras el terremoto. Sin embargo, la doctora Lucy Jones, experta sismóloga californiana, afirmo en Twitter que no se trataba de la falla de San Andrés. “Terremoto de magnitud 6,4 en una falla de impacto a unas 10 millas de Ridgecrest. No es culpa de San Andrés. Es una zona con muchas fallas pequeñas pero sin fallas largas”, tuiteó Jones.
Cada 180 años, aproximadamente, hay un gran sismo en el sur de California, lugar donde se ubica la falla de San Andrés, el límite tectónico entre la placa norteamericana y la placa del Pacífico que se extiende 1300 kilómetros a través del estado de California, en Estados Unidos, y la Baja California, en México. Se trata de una de las zonas de planeta con mayor riesgo a sufrir grandes terremotos: cada día se producen alrededor de 30 terremotos en esta área.
Este fenómeno fue divulgado en el año 2006, cuando la revista científica Nature publicó que la parte sur de la falla San Andrés había acumulado mucha tensión durante los últimos 200 años y que esta no había sido rota por ningún terremoto, cosa que podría resultar en un “evento devastador”.
Expertos de la Institución Scripps de Oceanografía de San Diego, California, afirmaron que es “poco probable” que se acumule tensión durante 100 años más, por lo que un gran sismo podría ocurrir en cualquier momento.
“The Big One” podría dejar a diez millones de personas sin servicios de comunicaciones, agua y electricidad durante horas. Nature indicó en su artículo que la magnitud del terremoto podría llegar a destruir edificios preparados para terremotos. Además, las infraestructuras actuales, con grandes rascacielos que se elevan en las principales ciudades del estado, como Los Ángeles, serían un peligro añadido para la población que se enfrentase a este tipo de catástrofe natural.