Aún no hay acuerdo sobre cómo desactivar la bomba de las Leliq

Milei y Caputo quieren una salida rápida para abordar el exceso de pesos y no demorar mucho la liberación del cepo. Pero los bancos piden tiempo para evitar medidas compulsivas o que impliquen asumir pérdidas en los balances

La prioridad para Javier Milei pasa por el tratamiento del gigantesco exceso de pesos que deja la gestión de Sergio Massa en el ministerio de Economía. Ese fenómeno tiene su expresión en el crecimiento exponencial de las Leliq, que ya suman 23 billones de pesos y siguen aumentando. Son nstrumentos emitidos por el BCRA justamente para absorber los pesos en poder de los bancos que no tienen demanda del público ni de las empresas.

Las discrepancias sobre cómo abordar el problema ya provocó dos bajas para ocupar la presidencia del Banco Central en menos de una semana. Primero fue Emilio Ocampo, designado inicialmente para hacerse cargo del proyecto dolarizador, y en las últimas horas también descartó la oferta Demián Reidel, que había desembarcado desde EEUU hace apenas 24 horas para hacerse cargo. Más que un cargo se parece a una suerte de silla eléctrica, considerando la complejidad de las decisiones a adoptar en un breve período de tiempo.

En la reunión de Caputo con banqueros del viernes no hubo realmente mayores detalles sobre cuál es el plan para desactivar la bomba de las Leliq. El candidato a ministro de Economía solo aclaró que no habrá “medidas compulsivas”; es decir, no hay posibilidad alguna de implementar un Plan Bonex como en 1989 o un “corralón” como en 2002. Ambas medidas implicaron un cambio de reglas de juego para los plazos fijos, afectando los derechos de propiedad de los depositantes.

No hay, sin embargo, soluciones mágicas al problema. El camino más directo sería conseguir un préstamo internacional de unos USD 15.000 a USD 20.000 millones. Así, para todos los ahorristas que quieran dolarizarse estarían las reservas frescas del Central para satisfacer la demanda.