La formalización de ese esquema se producirá hoy, siete días después de que la ex presidente consagrara su dominio en el Senado y luego de casi una semana de internas cruzadas, que incluyeron reacomodamientos en el tablero territorial, es decir, el juego de gobernadores y el esquema de poder que viene. El capítulo final queda para el gabinete.
Alberto busca cerrar las internas

Los movimientos más visibles de Alberto Fernández confirman algo que ya parecía claro: necesita ajustar el frente interno como pieza central de gobernabilidad. Y los movimientos menos evidentes darían cuenta de la tarea que más lo preocupa: la conducción económica. Dicen en medios del nuevo oficialismo y afirman otras fuentes políticas de primera línea que Roberto Lavagna cerró definitivamente las puertas a los ofrecimientos, repetidos, para ser de hecho el ministro más importante del gabinete que viene. Si nada cambia en las próximas 48 horas, el presidente electo pondrá en marcha un plan con jerarquías repartidas y quizá mayor exigencia personal.
Faltan apenas seis días para el estreno del nuevo gobierno y las especulaciones sobre el equipo presidencial no se reducen, sino que por el contrario se reproducen incluso con una originalidad: hay quienes sostienen que el organigrama está prácticamente cerrado y que sólo resta esperar que se disipe el “humo”. Según esa mirada, las tensiones domésticas no alterarían el cuadro de manera significativa, aunque en algunos casos serían motor de versiones cruzadas.
Como sea, en Economía asomaría un problema sensible. La insistencia en las gestiones para sumar a Roberto Lavagna ha sido real, no pura especulación. Alberto Fernández mantuvo un par de conversaciones directas. Y recién entre el domingo a la noche y ayer, circuló con firmeza la información de una negativa definitiva del ex candidato y ex ministro. La caída del proyecto para contarlo como figura destacada –capaz de generar por sí mismo imagen de solvencia y confianza, según se imaginaba- podría opacar lo que viene, como una especie de alternativa o segundo plan.
Visto así, los nombres que siguen girando se concentran en Hacienda. Y en ese listado, figura Martín Guzmán, que abandonó la categoría de “tapado” y que tendría peso central en la enorme tarea de reestructuración de la deuda. Hasta hace apenas unas semanas, ese terreno parecía asignado a Guillermo Nielsen, cuestionado, dicen, por Cristina Fernández de Kirchner y mirado con recelo en oficinas del equipo de Alberto Fernández. Se verá si la declinación es irreversible.